¿De qué se alimentan los animales de granja?

Todo granjero o ganadero de hoy en día es un empresario que sabe que la alimentación de sus animales es un aspecto de su actividad al que debe dedicar especial cuidado y sabiendo bien lo que se hace, pues de ello va a depender tanto la salud y el rendimiento de los animales como la calidad de los productos que se obtengan de ellos.

El alimento de los animales de granja se puede dividir generalmente en dos grupos: por un lado los forrajes (ya sea pasto fresco del suelo, heno, o forraje de ensilado), a menudo de producción propia, y por otro los piensos o concentrados, que son una mezcla de materias primas (mayormente cereales) preparada como alimento completo o como complemento del forraje.

Para hacer un recorrido por las distintas especies, podemos clasificar por su función a los animales de granja en tres grupos: animales de producción, animales de trabajo, y animales guardianes o de protección.

Animales de producción

Representan el grupo principal en cualquier granja ganadera, y son aquellos que se crían para obtener algún producto: leche, carne, huevos, piel, lana, o miel. Su alimentación se planifica y controla cuidadosamente, pues debe cumplir con determinados estándares de calidad y de sanidad que exigen tanto la ley como el mercado.

El ganado bovino consume, en el caso de los adultos (vacas y toros), pasto (hierba fresca) si es ganado de pastoreo, heno o hierba seca, paja (restos de cosecha de cereales, sin apenas costes pero de poco valor nutritivo), y ensilado (hecho generalmente con maíz o alfalfa); y de manera complementaria (o principal, si es ganado que no se pastorea), piensos concentrados (hechos principalmente con cereales, soja y vitaminas/minerales añadidos) especiales para incrementar su tamaño y fortalecer su sistema inmune. También se suelen poner a su disposición unos bloques o piedras de sales minerales que las reses lamen a diario, de ahí que también se les llame lamederos. Las crías de las vacas por su parte consumen principalmente leche para terneros (un lacto-reemplazante que generalmente se vende en polvo), hasta una determinada edad en que se inician en la alimentación sólida de los adultos.

Los cerdos, especialmente si se crían al aire libre, tragan prácticamente cualquier cosa comestible que encuentren, razón por la que su dieta debe someterse a estrecha vigilancia. Los hay que son alimentados principalmente con bellota o castaña en bosques y dehesas, mientras que otros menos afortunados reciben por lo general restos orgánicos procedentes de frutas, patatas y otros vegetales así como concentrados de proteínas que incrementan su crecimiento.

Las cabras y sus crías, los chivos, suelen gozar en las granjas de bastante libertad, pastando habitualmente al aire libre la hierba de los prados. Con todo, hay granjas especializadas en determinados tipos de queso donde se les administran hierbas aromáticas que influyen en el sabor de la leche.

Las ovejas al igual que las cabras comen casi cualquier alimento que se les ofrezca. Entre los habituales: hierbas, hojas, pasto, cortezas, cereales y leguminosas.

En cuanto a las aves de corral, como las gallinas, patos o pavos, se les alimenta con granos y semillas. Las gallinas además, como son omnívoras, comen insectos o gusanos del suelo, o si no están criadas en libertad, se les administran algunos concentrados de calcio para mejorar la calidad de sus huevos.

Animales para trabajo

Los animales de trabajo eran más habituales en otros tiempos, pero todavía se emplean en algunas granjas tradicionales (cada vez menos numerosas) o ecológicas. Se trata de animales como el caballo, los bueyes, la mula y el burro. Se alimentan a base de cereales, heno, pasto, frutas y vegetales, así como complejos proteicos y pellets especiales para su nutrición.

Animales de protección

Perros y gatos, además de animales de compañía, son un buen aliado en la granja para mantener a raya criaturas peligrosas para los animales y para los productos que en ella se generan (lobos, zorros, ratas, jabalíes, etc.). En su alimentación entran tanto restos corrientes de la comida de sus dueños, como piensos comerciales especialmente preparados para ellos. Son animales omnívoros en cuya dieta debe haber aproximadamente un 70% de carbohidratos, un 20% de proteínas y un 10% de vegetales.